Científicos de Estados Unidos pudieron medir las gotas de agua presentes en las nubes y comprobaron que a causa del humo cambian su tamaño y esto hace que llueva menos. Eso se convierte en un peligroso círculo que refuerza aún más las condiciones que provocan los incendios forestales.
El humo que producen los incendios forestales genera cambios en las nubes que hacen menos probables las lluvias.
Esto fue revelado por un estudio realizado en Estados Unidos por la científica atmosférica Cynthia Twohy y sus colegas quienes durante semanas volaron un avión de investigación a través del humo de los incendios del verano norteamericano de 2018.
Las emanaciones en ese momento eran tan densas que la luz dentro del avión a veces se oscurecía por completo.
En la investigación, publicada recientemente en Geophysical Research Letters, se reveló que las partículas de humo hacen que algunas nubes sean más densas y más compactas con gotas de agua de tamaño diminuto, lo cual genera una combinación que hace menos probable que el agua en ellas caiga en forma de lluvia.
Si bien no se vinculó directamente esto con la sequía que azota a la región occidental desde hace años, sí se advirtió que esto genera un peligroso ciclo de retroalimentación que podría empeorar la sequía y, por lo tanto, los incendios.
La formación de las nubes
Las nubes se forman cuando el vapor de agua en la atmósfera se condensa en gotitas alrededor de partículas diminutas que flotan en el aire.
Cuando hay pocas partículas de las cuales el agua pueda agarrarse, ésta se acumulará formando grandes gotas. Pero si hay muchas partículas pequeñas disponibles, el agua se esparce formando gotitas diminutas.
Las columnas de humo contienen gran cantidad de partículas en las que se adhiere el agua y las gotas que forma son muy pequeñas y no caen tan fácilmente dando lugar a la lluvia.
Los investigadores encontraron en las columnas de humo gotas que eran aproximadamente cinco veces más numerosas y aproximadamente la mitad del tamaño que en las nubes sin humo.
Cuando las gotas son más pequeñas las probabilidades de llover son mucho menores ya que no tienen el peso suficiente que las haga caer al suelo.
Otra forma en que el humo disminuye las precipitaciones
Las partículas de humo al ser oscuras absorben la luz solar y se calientan a sí mismas y al aire que las rodea. Además, las nubes más densas que se forman cuando hay humo son brillantes, por lo que reflejan mucha luz solar y eso evita que el suelo se caliente.
Esto resulta en que por la acción del humo se reduce la diferencia de temperatura entre el suelo cálido y el aire frío de más arriba. El problema se da en que esa diferencia de temperatura es lo que impulsa las corrientes ascendentes convectivas que forman las nubes de tormenta. Por lo cual también se reducen las posibilidades de precipitaciones.
Un especialista en el tema indica que lo preocupante es “cómo todas las piezas del rompecabezas del cambio climático pueden empujar hacia peores condiciones”.
El círculo que se da entre sequía, incendios y menos precipitaciones es una muestra de ello.