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Decoración emocional: ambientes con impronta personal

La decoración emocional busca que los lugares que habitamos nos generen sensaciones positivas, que sean ambientes que hablen de nosotros y donde nos sintamos cómodos y seguros. El foco principal no está en lo visual sino en las emociones que los objetos, colores y estilos nos provocan.

 

¿Cómo nos sentimos en nuestra casa? ¿Nos provoca paz? ¿Sentimos comodidad, seguridad?

De estas preguntas parte la decoración emocional para crear los espacios de una vivienda.

Su fin es generar emociones positivas a través de la decoración.

Lo que provoca cada ambiente es subjetivo y es por ello que la clave para lograrlo será crear lugares personales, pensados por y para las personas que los habitarán. Lo que a uno le provoca una buena sensación, a otro puede no generarle nada, por lo cual no hay normas más que elegir lo que nos despierta buenas emociones.

Para crear una casa emocional debemos basarnos en nuestro presente. Con el tiempo, el concepto y la decoración irán mutando, acompañando los cambios en nuestra vida y necesidades.

Debemos considerar nuestros gustos y también aquellos objetos que nos representan (fotos, recuerdos de viajes, juguetes de nuestra infancia, piezas heredadas).

Si tenemos un pasatiempo será bueno procurar un espacio dentro del hogar para poder llevarlo a cabo: un rincón de lectura o de pintura, una zona donde poder meditar, equipamiento para escuchar nuestra música preferida, etc.

El foco está puesto en las emociones más que en lo visual ya que un ambiente puede estar perfectamente diseñado y decorado pero no despertarnos sensaciones de bienestar, comodidad, cercanía, hogar.

La premisa será crear habitaciones que hablen de nosotros mismos. Nuestra personalidad no puede quedar fuera de un espacio tan íntimo como nuestra casa.

Eso dará también resultados muy originales, ya que no hay dos personas iguales y si, además, involucramos a más de una persona obtendremos un aporte mucho más rico.

 

Cómo empezar

Para iniciar una decoración emocional, deberemos preguntarnos qué sensaciones queremos obtener en cada ambiente de la casa.

Luego listar aquellos colores, materiales y estilos que nos despiertan las mejores emociones.

Será bueno ver qué muebles y objetos de los que tenemos nos traen buenos recuerdos y queremos conservar más allá de su valor estético.

Tener en cuenta que una decoración emocional evolucionará junto a nosotros e irá cambiando para adaptarse a nuestros cambios. En definitiva el mayor objetivo es crear ambientes que se parezcan a nosotros.

 

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