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Conservación de vinos en casa

Para los amantes del vino no habrá mejor idea que ir armando su propia colección. Sin embargo, en nuestra casa no tenemos las mismas condiciones de almacenamiento de las que disponen  las bodegas y nuestros preciados tesoros podrían sufrir alteraciones. Te contamos cómo conservar vinos en tu hogar para que mantengan todas sus características.

Te encanta el vino. Elegís cuidadosamente aquellos que te va a gustar tomar y te los comprás. Ya imaginaste cómo, cuándo y con quién vas a disfrutarlos. Hasta con qué comidas los vas a maridar. Pero, para que la experiencia sea tal como la pensaste, es necesario que ese vino sea conservado correctamente.

Por supuesto, contar con una cava para vinos es la opción más segura. Pero aun así hay cuestiones a considerar. Con los tips que te compartimos a continuación vas a poder mantener tus bebidas preferidas en perfectas condiciones aunque no tengas estas heladeras especiales.

El primer punto a tener en cuenta es la posición de las botellas. Debemos mantenerlas siempre de forma horizontal para permitir que el vino esté en permanente contacto con el corcho. Esto mantendrá el tapón humedecido y asegurará que el cierre no deje de ser hermético. Pero ¡cuidado!, esta recomendación no aplica para los espumosos, en los cuales el contacto continuado del líquido con el corcho puede terminar deteriorando éste último y disminuyendo la calidad del carbónico. La presencia de este gas, que tiende a subir, permite que el tapón mantenga el nivel de humedad adecuado. 

Debemos evitar que las botellas sufran movimientos bruscos o agitaciones por lo cual hay que almacenarlas de tal manera que no haya que mover unas para sacar otras.

Temperatura y humedad

La siguiente variable a considerar es la temperatura. Lo principal en este caso (además de los grados indicados) es la estabilidad. Los cambios bruscos de temperatura pueden producir variaciones en el diámetro del cuello de la botella o en el volumen del vino que provoquen pérdidas de líquido a través del corcho. Si bien esto no implica directamente que el vino se estropee, puede derivar en una oxigenación prematura.
Lo ideal es mantener la temperatura ambiente entre 12  y 18ºC aproximadamente y sin grandes cambios. Los vinos nunca deben permanecer en lugares con más de 24 °C ya que a partir de esta cifra comienzan a oxidarse. Tampoco deben alcanzar temperaturas menores a los 7° porque se ralentiza el proceso de añejado.

Junto con esto es necesario mantener alta la humedad, que debe oscilar entre el 60 y 80%. Esta recomendación se realiza para que el corcho no se seque o se humedezca. En el caso de que se seque, el tapón tendería a encogerse y podría entrar aire en la botella favoreciendo una oxidación prematura del vino. Por el contrario, si el corcho está demasiado húmedo, podría aparecer moho y hongos que arruinarían el vino.

En la cocina no

El vino puede sufrir alteraciones debido a vibraciones y olores fuertes, por lo cual la cocina no es un sitio recomendable para almacenarlo. Extractores y otros aparatos pueden ser origen de estas vibraciones sumadas a los olores y cambios de temperatura habituales en estos ambientes. Lo mejor sería almacenarlos en una bodega, un sótano o un lugar donde no haya sistemas de calefacción o aire de acondicionado.

Las botellas no deben ser expuestas a la luz directa, tanto solar como artificial. Es por este motivo que las mismas aún siguen fabricándose en vidrio oscurecido.

La incidencia de la luz sobre las botellas puede favorecer reacciones químicas como la oxidación del vino, con la consiguiente pérdida de calidad. Si no disponemos de un lugar con poca luz para conservarlos, es aconsejable guardarlos en muebles cerrados o cajas.

No todos los vinos mejoran con el tiempo, por eso es importante prestar atención a los tiempos de conservación. Debemos distinguir qué vinos son buenos para conservar durante un periodo más prolongado  y cuáles son mejores para beber pronto. La regla general indica que los vinos jóvenes deben beberse en el año en que se cosechan, los crianza durante los 5 años siguientes y los reserva y gran reserva pueden conservarse durante unos 10 o 15 años aproximadamente.

Así que, amantes del vino, empiecen ya su colección, porque con la información que acabamos de compartirles la mejor experiencia al momento de tomarlos, está asegurada.

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