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Portada » Cuáles son los beneficios de correr lento

Al entrenar, muchas veces, buscamos alcanzar la mayor intensidad posible y lo vemos como una manera de mejorar nuestra performance. Pero, al correr, hacerlo de forma lenta, sintiendo que “no nos estamos esforzando demasiado”, puede ser beneficioso y ayudarnos a alcanzar actividades de mayor exigencia.

 

Correr despacio es una buena medida para iniciar nuestros entrenamientos en running. Pero también puede ser una herramienta para cuando ya tenemos un tiempo desarrollando la actividad.

Es que esta forma de correr nos ayuda a mejorar nuestra capacidad aeróbica, lo cual permitirá que luego alcancemos mayor intensidad.

El sitio escueladerunning.com explica que “si cuando comienzas a correr sientes que tu corazón va demasiado rápido o que casi te cuesta hablar, es que estás corriendo a un ritmo que no te conviene, con una frecuencia cardíaca muy alta y realizando un mayor esfuerzo del que deberías, por lo que deberías ir más despacio”. Es por ello que recomiendan que en las primeras 4 o 6 semanas de entrenamiento se realicen sesiones suaves para poder desarrollar nuestra base aeróbica. Esto nos ayudará a que el resto de trabajo sea lo más eficiente posible.

Por lo tanto correr más lento, al final, nos ayudará a poder correr más rápido.

Una vez que se inició en la actividad lo ideal será alternar distintos ritmos de entrenamiento (rápido y lento).

Cuando trabajamos a intensidades bajas o moderadas, nuestros músculos producen poco ácido láctico ya que el cuerpo obtiene energía para funcionar del oxígeno que entra en él.

Eso ayuda a que el organismo aprenda a ser eficiente y pueda oxigenarse mejor.

 

Beneficios de correr despacio

Al lograr que nuestro cuerpo se oxigene mejor alcanzaremos algunos cambios fisiológicos beneficiosos.

Nuestro suministro principal de energía serán las grasas y nuestro cuerpo va a aprender a quemarlas antes que agotar las reservas de glucógeno. Eso hará que la fatiga llegue más tarde.

Cuando trabajamos en la zona aeróbica, aprendemos a controlar la respiración y ayudamos a que el oxígeno llegue a todos los rincones de nuestro cuerpo, incluidos los músculos y principalmente, la sangre.

Nuestro riego sanguíneo va a mejorar debido a que se dará un crecimiento de los capilares que proveerán de oxígeno y energía a cada parte del cuerpo.

Si corremos a bajas pulsaciones mejoramos el funcionamiento del corazón y su resistencia y eso, a la larga, nos permitirá correr durante más tiempo.

Además disminuirá el riesgo de padecer lesiones al no sobreexigir el cuerpo y dejar que se recupere entre sesión y sesión.

Correr lento nos ayudará a enseñar al organismo a utilizar mejor sus fuentes de energía para ser más eficiente, con ello mejoraremos la resistencia y la fatiga y falta de energía aparecerán más tarde.

 

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