Los autos más icónicos de la historia despiertan pasiones en muchas personas que deciden coleccionarlos y, en muchos casos, habiéndolos restaurado previamente. En el mundo hay grandes coleccionistas que llevan esta afición a niveles muy elevados y tanto es lo que provocan estos vehículos que hasta algunas marcas volvieron a producir sus diseños más emblemáticos.
Hace unos años, sitios especializados anunciaban que Land Rover y Jaguar fabricarían de nuevo algunos de los modelos más destacados de su historia. Y que, además, lo haría siguiendo los procesos y utilizando los materiales originales con los que se produjeron en sus inicios.
Coleccionar autos clásicos tiene cada vez más adeptos y esto se ve en las numerosas reuniones de coleccionistas que adquieren cada vez más fama y concurrencia.
Los fabricantes de autos no quisieron perderse esta movida y es por ello que volvieron a producir algunos de sus más buscados modelos. También algunas crearon un departamento exclusivo para restaurar unidades antiguas.
Jaguar volvió a fabricar el E-Type Lightweight, un modelo nacido a principios de los años 60 del cual no se fabricaron el total de las piezas previstas. La empresa decidió completar esta producción, lanzando al mercado unidades 0 kilómetro de esta joya de colección.
La compañía hizo lo mismo con el XKSS Roadster, un deportivo de finales de los años 50.
Mercedes-Benz, Porsche y BMW tienen departamentos exclusivos de autos clásicos, en los que brindan servicios a clientes de autos de colección, ofreciendo service, repuestos originales y restauración de piezas.
Porsche desarrolló piezas originales adaptadas para poder aprovechar tecnologías actuales, es así que puso en el mercado un equipo de audio y navegador satelital para colocar hasta en sus más antiguos autos deportivos coleccionables. Es un dispositivo con la última tecnología pero con estética de otras épocas.
El mundo del coleccionismo de autos clásicos es también un negocio muy redituable para muchos y esto puede verse en las cifras que alcanzan las ventas en las subastas de estos modelos.
Los más grandes coleccionistas del mundo
La afición de algunas personas por los autos clásicos llega a límites realmente altos (acompañados por un poder adquisitivo que se los permite, por supuesto).
Según algunas estimaciones, la colección de autos de Hassanal Bolkiah, sultán de Brunéi, llegaría a unas 7 mil unidades, que incluyen las más exclusivas marcas. Su joya más destacada es un Rolls-Royce Silver Spur, que personalizó con todo tipo de ornamentos y al que le instaló tronos y un techado en la parte trasera. Lo utiliza como carroza para pasearse por las calles de su país.
Ralph Lauren, además de la moda, siente una gran pasión por los autos de colección. Tiene más de 60 vehículos, entre los que hay varias unidades de Alfa Romeo, Ferrari, Bugatti, Mercedes-Benz, Jaguar y McLaren. El gran dato es que en lo posible, los prefiere rojos.
Algunas de las piezas de su colección se utilizan las sesiones fotográficas de su marca de ropa.
¡Pero hay más! Si te imaginás que los tiene en un gran galpón uno al lado del otro, cual garaje, estás en un gran error. Porque los autos están en un recinto en Nueva York, dispuestos de forma ordenada situados sobre peanas blancas, con fondo oscuro y con una cuidada iluminación que permite destacar la belleza de cada uno de los ellos.
John W. Houghtaling II, un abogado y empresario estadounidense, cuenta en su colección con todos los modelos que Lamborghini fabricó entre los años 1967 y 1986. ¡Pura exclusividad!
Entre los coleccionistas también hay lugar para las mujeres. Elisa Stephens, presidente de la Academy of Art University de San Francisco (Estados Unidos), ama los coches de lujo clásicos, especialmente aquellos fabricados entre las décadas del 20 y del 60. Su colección incluye alrededor de 200 unidades.
En 2012 creó un espacio en la entidad que preside, al que llamó Automobile Museum, donde expone algunas de las más destacadas piezas.
Coleccionar autos despierta una pasión inexplicable, a algunos el dinero les permite llegar a grandes y costosas colecciones, pero, con menores recursos, muchos otros se suman a esta afición por conservar las joyas que la industria automotriz nos dejó en su historia.