Este accesorio es fundamental para protegernos del sol, pero además debe tener ciertas características para que nos sea cómoda y que nuestra cabeza no se convierta en un verdadero horno.
Una gorra, ya sea para running como para cualquier otra actividad al aire libre, tiene como fin proteger nuestra cabeza del sol. Pero cuando corremos deberá tener algunas características especiales para que la experiencia no se vuelva incómoda.
Para un entrenamiento suave o un paseo podremos usar cualquier modelo, pero para las salidas de más intensidad lo mejor será elegir aquellos especialmente diseñados para asegurarnos confort. Las claves son la eliminación del calor y de la transpiración.
Un punto fundamental en una gorra para running es la ventilación. Para asegurarnos esto deberemos elegir aquellas fabricadas con materiales transpirables que permitirán evacuar el calor.
Por lo general estas gorras se confeccionan con una combinación de materiales. En algunas zonas tienen mallas más tupidas y en otras algunas más ligeras. La idea es que además de ventilar absorban la transpiración y permitan su evaporación para que no permanezca en nuestra cabeza.
Otra cuestión a considerar es que tenga un buen ajuste. Pedro Moya, del sitio Palabra de Runner, indica que prefiere el velcro ya que brinda ajuste instantáneo, limpio, no se rompe ni se atasca.
Hay algunos modelos que vienen por talles y eso puede ayudarnos a encontrar la adecuada para nosotros.
La principal premisa es que nos sea cómoda y que al tenerla puesta nos olvidemos que la llevamos sobre la cabeza.
Otra opción
Una variante de la gorra es la visera que sólo cubre la parte frontal sin cubrir la parte superior de la cabeza.
Este accesorio tiene la ventaja de que es más fresca y ligera. Su transpirabilidad es máxima y ayuda a que el sudor no llegue a nuestra cara. Pero no nos protege del sol.
La elección entre esta opción y una gorra dependerá solo del gusto personal o de lo que nos resulte más cómodo en un momento u otro.