Cuando llega el final del año solemos hacer balances y esperamos con ansias que el nuevo año renueve lo que no nos hacen felices. Pero para que puedan llegar nuevas cosas a nuestra vida es importante que podamos cerrar ciclos.
Abrir nuevas posibilidades, embarcarnos en nuevos comienzos, demanda que podamos cerrar lo que venimos viviendo. Cerrar ciclos es algo esencial para poder avanzar y no quedarnos anclados en el pasado. Esta época, por nuestra tendencia a hacer balances por el fin del año, es una buena oportunidad para que cerremos ciclos.
Esto no significa olvidar una situación o resignarnos, se trata de tomar los aprendizajes de cada una de las vivencias que transitamos, agradecerlos y así poder estar libres para recibir lo nuevo.
La naturaleza es sabia en esto de cerrar ciclos. Basta con observar como todo en ella es cíclico.
Todos los ciclos tienen un inicio, un desarrollo y un final. El cierre genera una energía de conclusión que podemos percibir en el corazón si estamos atentos y es algo totalmente necesario para nuevos y buenos inicios.
No cerrar ciclos nos condena a repetir aquellas cosas que no nos hacen felices, a quedarnos anclados en lo que no nos permite crecer.
¿Cómo hacemos para cerrarlos?
Aceptando situaciones y personas que no podemos cambiar, perdonando a otros o a nosotros mismos y arrepintiéndonos de lo que creemos pudimos haber dañado. Y finalmente soltando de manera consiente lo pasado siendo valientes para trascender todo aquello que nos detiene y no nos deja cerrar para recibir todo lo bueno y bello que nos espera.
El cierre lleva humildad, para captar los errores que cometí y arrepentirme, y comprensión para entender al otro y poder perdonar.
¿Cómo se que pude cerrar un ciclo?
Cuando podemos aplicar lo que aprendimos a nuevas vivencias… El haber aprendido y dejado atrás esos ciclos nos permite tomar decisiones más sanas en la nueva etapa.
Cuando dejamos de sentirnos culpables por lo que hicimos mal en el pasado y aceptamos nuestra responsabilidad sin condenarnos.
Cuando podemos recordar en paz aquello que nos hizo mal, es que cerramos un ciclo y seremos capaces de evitar repetirlo.
El cierre de un ciclo implica también el agradecimiento por lo vivido y aprendido.
Al hacer la conclusión del 2021 procuremos que no quede en nuestro interior nada que moleste, que nos haga “ruido”, que trabe y no esté en orden para así poder abrirnos al próximo inicio.
Es tiempo de resolver, de lograr esa energía de conclusión para comenzar libres de todas las situaciones desordenadas y que el 2022 nos encuentre con toda la chispa creadora y llena de esperanza.