Se trata de un hábito negativo que nos llena de estrés, ansiedad, mal humor y otros problemas. Sin embargo, surge de una tendencia que es tan antigua como el mismo ser humano. ¿Por qué tendemos tanto a leer malas noticias? ¿Qué es lo que provoca esto en nosotros?
Doomscrolling es el hábito obsesivo de consumir noticias durante mucho tiempo, que, en su mayoría, son negativas. Pero querer mantenernos informados de todo nos genera ansiedad y otros problemas mentales y emocionales.
Durante el aislamiento por la pandemia muchas personas comenzaron a generar esta adicción. La gran incertidumbre que caracteriza a este momento de la historia hace que mantenernos informados nos de algo de la seguridad que necesitamos. Es una especie de escudo contra el miedo que nos genera nos saber qué va a pasar.
El término Doomscrolling es relativamente nuevo pero el hábito al que hace referencia no. Es que los seres humanos tenemos una tendencia natural hacia las malas noticias.
El cerebro humano está programado para poner atención a sucesos que nos asustan o nos agitan ya que lo que se busca es detectar amenazas para poder protegernos.
Conocer las “malas noticias” nos permite estar alerta sobre lo que pasa a nuestro alrededor y puede dañarnos. Sin este mecanismo, es probable, que la supervivencia humana hubiera sido más difícil.
El problema se da cuando esta tendencia natural se sale de control y comienza a generarnos algunas consecuencias negativas.
Problemas que provoca
Uno de los mayores problemas que nos trae el doomscrolling es el aumento de ansiedad y la depresión. Acceder tanto tiempo a tantas malas noticias puede provocarnos estrés, problemas para dormir, humor voluble o comportamiento agresivo.
Esta compulsión se vuelve mucho más fácil de ejecutar en nuestra era debido a que el acceso a este tipo de contenidos nunca fue tan fácil. Está, literalmente al alcance de nuestra mano. Es más, está en nuestra propia mano. Los Smartphones, tablets y otros dispositivos nos permiten conocer lo que pasa en el mundo en el mismo instante en que sucede y esto es tanto para lo bueno como para lo malo. Las redes sociales son otro fenómeno que contribuye a este tipo de conductas.
¿Qué hacer para solucionarlo?
No hay una única manera de salir de este hábito. Pero sí podemos llevar a cabo algunas acciones que nos ayuden.
Algunos estudios indican que los usuarios que pasan más tiempo solamente leyendo y consumiendo contenido en forma pasiva sin iniciar conversación, son más propensos a desarrollar estrés que las personas que son más proactivas al momento de consumir contenido. Es por ello que iniciar y mantener conversación en los sitios donde leemos las noticias (ya sean portales o redes) puede contribuir a reducir el estrés producido por las novedades negativas.
También puede ser útil diversificar las aplicaciones y elegir la calidad del contenido al que accedemos. Debemos cambiar hacia un consumo más consciente, mirando la cantidad real de tiempo que pasamos en línea (seguro nos vamos a sorprender) y las actividades que realizamos para poder realizar ajustes que nos permitan liberarnos de este comportamiento que nos atrapa.
Otra medida positiva es apostar por el “hopescrolling” o un “deslizar hacia la esperanza”, que consiste en tratar de apuntar nuestra atención hacia las buenas noticias. Esto puede ser una inyección de energía positiva para nuestra mente.