Además de los efectos comprobados de las estaciones del año sobre nuestro estado afectivo, científicos de Canadá estudiaron la influencia de éstas en la cognición y la demencia. Al parecer influyen en nuestras capacidades y en esta afección. ¿Cuáles son las épocas en que mejor rendimos?
Ya hay conocimiento acumulado sobre los cambios afectivos que se dan con las estaciones del año. Se describen condiciones como el Trastorno Afectivo Estacional, un tipo de depresión que ocurre principalmente en los meses de invierno. También que es más probable que el inicio de la esquizofrenia ocurra en la estación fría.
Ahora, un grupo de investigadores de Canadá buscó averiguar si la época del año puede influir en la cognición de adultos sanos y de aquellos con demencia.
El estudio fue publicado en la revista PLOS Medicine y llevado a cabo por Andrew Lim del Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook y la Universidad de Toronto junto a otros científicos. Se evaluaron más de 3000 adultos y personas mayores con y sin la enfermedad de Alzheimer.
Los resultados sugieren que el impacto estacional va más allá de los ya conocidos trastornos afectivos. Se encontró que los adultos (con y sin la enfermedad de Alzheimer) tienen mejores capacidades cognitivas a fines del verano y principios del otoño y peores funciones en invierno y primavera.
Esto es relevante para el tratamiento de la demencia porque, de acuerdo a los resultados de esta investigación, es esperable que los síntomas alcancen su punto máximo en el invierno y la primavera ya que se pudo medir una disminución de la capacidad mental.
Se descubrió que el funcionamiento cognitivo promedio era mayor en verano y otoño que en invierno y primavera.
La memoria de trabajo, que es la capacidad de recordar cosas durante un período corto de tiempo, y la velocidad de procesamiento, es decir la rapidez con la que podemos completar una tarea, fueron las más afectadas por los cambios de estaciones.
Otro hallazgo del estudio es que para la tarea de atención sostenida, las respuestas máximas y mínimas se ubicaron alrededor de los solsticios de verano e invierno, respectivamente. En lo que respecta a la tarea de memoria de trabajo, las respuestas máximas y mínimas se observaron alrededor de los equinoccios de otoño y primavera.
La ciencia avanza y cada día conocemos más nuestro cerebro.