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Descartar para vivir más livianos

Todas las semanas nos proponemos hacerte alguna invitación para el finde. Con las reuniones suspendidas, los próximos días nos encontrarán más en casa y se nos ocurrió contarte sobre el primer paso para que tu hogar sea un lugar más agradable.

Si entre las tareas de cuarentena aún no entró el ordenar los espacios de tu casa, hoy te contamos cómo llevar adelante el primer paso hacia un hogar más amigable: el descarte.

Muchas veces los objetos nos generan apego y los guardamos indefinidamente aunque no aporten nada a nuestra vida. Con el tiempo la acumulación genera desorden y falta de espacio. Es por ello que el descarte es la primera medida que debemos tomar antes de decir “no tengo lugar para nada”.

La gurú del orden hogareño, Marie Kondo, resume muy bien el criterio para realizar un descarte “consciente”, como ella lo llama: “hay que sacar lo que no te hace feliz”.

Kondo plantea que debemos  conservar las cosas que nos dan felicidad y que rodearnos de estos objetos hará que nos conectemos y relacionemos mejor con nuestros espacios. Además afirma que el descarte consciente nos ayudará a mantener la casa más organizada y disponer de más espacio.

Todo aquello que no usamos, no nos gusta o no nos hace felices se debe ir. Y esto no implica tirarlo: podemos venderlo, reciclarlo, regalarlo o donarlo.

Pero siempre hay que tener en cuenta que el apego y la acumulación de objetos materiales a la larga solo producen agobio e incomodidad. Las cosas se disfrutan mientras se usen, el sólo poseerlas no nos genera ningún disfrute.

Dos consejos clave son: no procasticar (¡no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy!) y convertir el proceso de descarte en un hábito. Cada vez que puedas revisá, organizá y despejá los diferentes espacios de tu hogar.

 

Por donde empiezo

La forma más fácil para comenzar a descartar es ocuparnos primero de las cosas que menor apego nos generan. Dependerá de cada persona en particular, pero por lo general lo que se sugiere es empezar por revistas viejas, alimentos en mal estado, medicamentos y cosméticos vencidos, adornos que no nos gusten, bolígrafos que no funcionan, vajilla que no usemos, juguetes rotos, ropa manchada, entre otros.

El proceso puede ser el de sacar lo que no nos sirve o el inverso: identificar las cosas que más necesitamos, más usamos y que más gustan y desde ahí descartar. Sea como sea que lo hagas ¡vas a ver cuánto espacio tenías y no sabías!

Otro criterio para el descarte es ir de los espacios más pequeños a los más grandes. Podemos comenzar por cajones como el de la mesa de luz, el baño, el de cubiertos o pequeñas cajitas y sitios donde guardemos objetos. Una vez que ganemos confianza y comencemos a ver los resultados, pasamos a lo más grande.

Una forma de descarte “preventivo” es hacer un pequeño análisis previo a comprar un nuevo objeto. Antes de llevarlo a casa lo mejor será analizar si realmente lo necesitamos, si tenemos dónde guardarlo y qué sucede si no lo compramos.

Seguramente, nos ahorraremos descartes posteriores si compramos de manera más consciente.

¿Y qué hacemos con esos objeto que nos rompe el corazón desechar pero que sabemos que no nos sirven para nada? Una idea para estos casos es tomarles una fotografía y armar una carpeta digital con esas imágenes.

 

Descarte de ropa

La ropa merece un capítulo aparte ya que es algo con lo que estamos en contacto a diario y que los criterios para descartar pueden ser más simples de lo que pensamos.

Las primeras preguntas que debemos hacernos frente a las prendas que tenemos son: ¿me entra?, ¿está en buenas condiciones?, ¿si estuviera colgado hoy en un local, me lo compraría?

¡Si la respuesta a estas preguntas es no, esa prenda se va!

Brenda Haines, creadora de Tu Espacio Organizado y una de las referentes en organización de espacios en el país,  indica que para la mayoría de los objetos el momento indicado para hacer el descarte es durante el orden, pero en el caso de la ropa no es así. Brenda explica que el mejor momento para descartar ropa es luego de haber realizado el orden, ya que recién cuando vemos todo lo que tenemos podemos seleccionar lo que ya no nos sirve. Sin embargo, a veces es bueno ir realizando esta acción mientras ordenamos para evitarnos volver a doblar o colgar cosas que vamos a sacar.

Si cada vez que estás frente a un objeto que ni sabés para qué guardas tus frases son: “lo guardo un poco más”, “a lo mejor después me sirve” o “puede servir para algo”, ¡basta de excusas! Este finde empezá a rodearte solo de las cosas que te hagan feliz.