Revista Vertice

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En los Andes existen depósitos salinos de evaporaciones ocurridas hace unos 250 millones de años, desde los cuales se extrae la sal andina. Este tipo de sal nos aporta nutrientes y muchos beneficios para nuestro cuerpo. En la biofísica lo consideran una sustancia muy beneficiosa desde el punto de vista energético.

 

Los Andes nos regalan una sal muy especial que conocemos como sal andina. Lo que la distingue de las demás es su alto contenido de nutrientes y su menor cantidad de sodio.

Contiene unos 84 minerales biológicamente activos entre los que encontramos calcio, hierro, magnesio, cobre y zinc. Además presenta la particularidad de que éstos son fácilmente asimilables por las células. Desde la biofísica, indican que esto es así por los tipos de cristales que la componen, los cuales se encuentran energéticamente equilibrados.

La sal andina es un buen reemplazo para la sal blanca refinada que consumimos habitualmente e incluirla en nuestra dieta, además de evitar los problemas causados por ésta última, aportará numerosos beneficios a nuestro organismo.

Aunque su contenido de sodio es menor incluso que el de la sal marina, no es conveniente que la consuman hipertensos o personas que tengan prohibida la ingesta de este mineral.

En algunos casos, puede presentar una coloración algo rosada, que la asemeja a la sal del Himalaya, pero además se relaciona con ésta porque al provenir de alta montaña, tienen una elevada capacidad nutricional.

Su extracción suele ser completamente orgánica, natural y hasta incluso artesanal. Por su intenso sabor, se usa un tercio de lo que debemos usar de sal común. Su combinación con hierbas, pimentón o alguna otra especia resulta en un sabor increíble.

 

Beneficios

La sal andina ayuda a la purificación del tejido conjuntivo y estimula el drenaje de toxinas. Fortalece el sistema inmunológico, equilibra los fluidos internos del cuerpo y mejora el balance de electrolitos especialmente en la sangre.

Además, favorece la absorción de los nutrientes de los alimentos y no obstaculiza la asimilación del calcio. Reduce el deseo de comer dulces y ayuda a mejorar síntomas de artritis y reumáticos.

No produce retención de líquidos (como lo hace la sal común), sino que favorece su drenaje.

 

Energía equilibrada

Desde la biofísica han observado que los cristales de sal andina tienen una estructura equilibrada, sin sombras o bordes ásperos y que cada cristal no se aísla de los elementos minerales constitutivos, sino que se conecta con ellos en estado armonioso.

Esto es indicador de un contenido de energía equilibrado que hace a que los minerales de la sal andina sean fácilmente metabolizables por nuestro organismo. Lo cual genera que obtengamos todos sus beneficios sin esfuerzos en el proceso de asimilación.

Es por ello que desde esta disciplina recomiendan el consumo de esta sal que tendrá un efecto vitalizante en el cuerpo.