Contar con un vestidor es una opción que nos permite tener nuestra ropa ordenada y siempre a la vista. Se suele creer que para tenerlo es necesario contar con mucho espacio pero la realidad es que pueden armarse aún en lugares reducidos. Sólo hay que buscar la mejor manera de ubicarlo para sacar el mayor provecho de los metros que tenemos.
Seguramente en la mente de quienes vieron la película Sex and the city, quedó grabado el grandioso vestidor de Carrie Bradshaw, con esos zapatos azules de ensueño. Hoy tenemos una buena noticia: ¡no hace falta ser Carrie para tener uno!
Sí, porque estos funcionales espacios pueden armarse aún en pocos metros. El punto crítico está en la organización para que podamos aprovechar al máximo el lugar del que disponemos.
Un vestidor nos ayuda a tener la ropa ordenada, a la vista y al alcance de la mano. Puede ubicarse tanto dentro de la habitación como en otro ambiente.
Lo que los expertos indican en que “la clave no está en el tamaño, sino en la organización”. Lo mejor será que se ubique de manera contigua con el dormitorio y, como escenario ideal, comunicado con un baño. En este último caso hay que tener la precaución de que no quede pegado a la zona de ducha ya que ropa y humedad nunca se llevan bien.
En cuanto a materiales las opciones son variadas. Podemos usar madera, hierro, melaminas y acrílicos.
Los muebles a medida nos permiten aprovechar mejor el espacio, pero en el mercado hay muchos productos ya terminados que pueden ayudarnos a armar nuestro vestidor.
Distribución
Uno de los primeros puntos a definir es la distribución del mobiliario. En este ítem hay varias opciones:
– Simple o lineal: se trata de armarios sobre una pared. Es una manera sencilla de configurar el vestidor y es especial para cuando lo incluimos dentro del dormitorio o cuando el lugar destinado a él es pequeño.
– En forma de L: esta opción también va muy bien para vestidores dentro del dormitorio y tiene el plus de que permite crear dos espacios separados. De este modo, si compartimos este lugar, podremos usar una parte cada uno o bien ubicar objetos distintos en una zona y otra.
– En forma de U: es la distribución que nos da más espacio de almacenamiento pero a la vez la que más metros necesita.
– Enfrentados: se trata de armarios ubicados de forma lineal que se oponen a otros con la misma configuración.
Cuando disponemos de mucho espacio, se puede incluir también una isla que nos permitirá guardar prendas más pequeñas en sus cajones y además nos brinda una superficie de apoyo para poder dejar prendas o accesorios mientras nos cambiamos.
Hay que tener en cuenta algunas medidas mínimas que requiere un vestidor. Para la zona de colgado son necesarios al menos unos 60 cm. de fondo. Para circulación el mínimo es de 80 cm.
¿Abierto o cerrado?
Luego de la distribución el siguiente punto a decidir es si dejaremos los armarios abiertos o les pondremos puertas. Lo ideal es tener todo a la vista pero cada configuración tiene sus ventajas y desventajas.
Si el orden no es lo que te caracteriza, la opción abierta no será la más indicada. Pero este diseño tiene ventajas como permitirnos tener toda nuestra ropa frente a los ojos y con facilidad para retirarla, es visualmente más atractivo y si no disponemos de espacio nos ayudará en con uso más cómodo.
La principal desventaja es la relacionada con el orden y además que la ropa puede llenarse de polvo más fácilmente.
Los vestidores cerrados ayudan a resguardan mejor la ropa del polvo y nos permiten aislar visualmente la ropa, cuestión que puede servirnos cuando la habitación en la que está el vestidor cumple también otras funciones. La desventaja pasa por el acceso a la ropa. Debemos abrir y cerrar puertas para encontrar lo que nos vamos a poner. Además estas puertas ocupan más lugar, excepto que sean corredizas.
Organización interna
Para definir la configuración interna del vestidor tenemos que analizar lo que tenemos y necesitaremos guardar allí.
Debemos procurar aprovechar las esquinas y rincones con muebles adecuados. Estos lugares pueden servir para guardar ropa que no usamos con frecuencia. Los espacios sobre las puertas pueden usarse para colocar estantes altos.
La gran pregunta es ¿estantes, cajones o barrales? La idea es que tengamos un poco de cada uno porque todos nos ofrecen soluciones para guardar diversos elementos.
Los infaltables
En un vestidor hay dos cosas que no pueden faltar: buena iluminación y ¡un espejo! El vestidor tiene que ser luminoso para que podamos ver bien la ropa que tenemos y cómo nos queda. En lo posible hay que recurrir a iluminación natural pero, en caso de que no se pueda, hay que elegir los productos adecuados para que no nos falte luz.
Un espejo es una pieza fundamental. Tenemos que procurar por todos los medios que sea de cuerpo entero. Si no disponemos de espacio, pueden colocarse por ejemplo, sobre las puertas de los armarios. Además, debe estar bien iluminado.
Accesorios
Hay varias formas de crear un espacio de vestidor. Un biombo o un respaldo de cama bien alto pueden generar la
separación en el ambiente. Las alfombras también ayudan a delimitar este sector.
Además de todo lo que te contamos, hay varios accesorios que nos ayudan a usar y organizar el vestidor.
Los zapateros son muebles auxiliares que nos permiten mantener nuestros zapatos en orden y también pueden brindarnos una superficie de apoyo en su parte superior. Pero si lo que querés es tener los zapatos a la vista habrá que recurrir a barras metálicas o estantes sobre los cuales acomodarlos.
Una silla, un sillón o algún otro tipo de asiento también es muy útil ya que nos permitirá sentarnos para ponernos el calzado. Si hay espacio suficiente podemos incluir también una mesa auxiliar.
Ya tenés todas las claves para armar el vestidor de tus sueños. ¡Es hora de arrancar!