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Nueva vida a tus muebles

Seguro todos tenemos muebles que ya han transitado un largo (y a veces, accidentado) camino en nuestras casas. O llegó a vos ese mueble antiguo y hermoso que adorabas y que estaba en la casa de tus abuelos. Si es así, para este finde te proponemos que les des una nueva cara a este mobiliario.

Los fines de semana son el tiempo en que tenemos más ratos libres. Es por eso que es el momento ideal para comenzar tareas como la que te proponemos hoy. Para esta semana la invitación es que agarres un mueble antiguo o muy usado que tengas en casa y le des nueva vida. ¿Cómo? ¡Con una restauración hecha por vos! Y si en este momento estas diciendo: “¡Pero, chicos, eso es muy complicado!”. Seguí leyendo porque te aseguramos que no es así.

Lo primero a realizar es un chequeo completo de la pieza para valorar si vale la pena o no restaurarla. Si el número de piezas a reemplazar supera a las que se pueden conservar, lo mejor será dejar de lado la idea. Si es el caso contrario, tendrás que buscar los materiales básicos necesarios para comenzar.

Conseguí  lijas de varios tamaños y durezas, pinceles, trapos de algodón, destornilladores, cuchillas, lana de acero y espátula.

La recomendación es no trabajar al aire libre ya que el viento y el sol resecan la madera y la pintura. Sin embargo, deberás elegir un lugar cerrado pero con buena ventilación. Antes de ponerte a trabajar asegurate de disponer de una mascarilla y guantes.

¡Una vez que tenés todo es hora de ponerse a trabajar!

 

¿Por dónde empiezo?

Como primer paso debemos limpiar el mueble. Para ello, pasarle un trapo humedecido en agua y un poco de jabón neutro, y dejarlo secar totalmente.

Luego de esto deberemos eliminar la pintura o el barniz que recubre nuestro mueble. Las opciones son lijar o aplicar removedor. Este producto se aplica con una brocha de manera abundante y uniforme, se deja reposar el tiempo que indiquen las instrucciones y se quita con espátula siguiendo la veta de la madera. Luego se limpia con trapo y disolvente y finalmente se suaviza la superficie con una lija fina.

Es muy probable que el mueble presente roturas o hendiduras. Para repararlos rellenalas con masilla especial para madera o cera natural. El material se aplica y alisa con una espátula y se lija para que quede prolijo el trabajo.

Otros arreglos a realizar son los de puertas y cajones. Se deben ajustar o reemplazar las bisagras para que las puertas queden en su lugar y abran correctamente. Revisar  los cajones. Si no se deslizan bien, aplicar un poco de jabón a las guías. Si el fondo está suelto, clavarlo usando clavos pequeños.

Las cerraduras y herrajes también deben ponerse a punto. Si son de bronce, bastará agua y jabón. A los demás metales, se los limpia con un cepillo de cerdas suaves y vinagre o alguna bebida cola.

Si el mueble que estás restaurando tiene tapizado podés limpiarlo (en caso de que esté sano y en condiciones) o reemplazarlo. Optar por una nueva tela será también una forma de renovarlo.

 

Terminaciones

Una vez que el mueble se encuentra reparado y sin restos de pinturas viejas, es el momento de recubrirlo como más nos guste. Las opciones son variadas. Van desde pintarlos manteniendo el aspecto de la madera o cambiando su color, hasta cubrirlos con empapelado.

Podemos teñir la madera de un color más oscuro, con productos naturales usando, por ejemplo, vinagre. Sí, ¡vinagre! Según el tono que prefieras, usá  aceto balsámico (más intenso) o vinagre de manzana (más claro). También se pueden utilizar tintes especiales para madera que se compran en pinturerías.

Si querés mantener el color madera, otra opción es aplicar barnices y ceras. Al usar barniz se puede elegir entre mate o satinado. Se debe aplicar una capa, dejar secar 24 horas, lijar el mueble, limpiar el polvo y volver a colocar una segunda capa.

Si sobre esto, aplicamos luego alguna cera incolora nuestro mueble se verá con un aspecto mucho más natural.

Para darle color a la pieza que estamos restaurando, se puede usar la técnica de decapado. Este acabado le dará un aspecto rústico y envejecido. No es complicado aplicar esta terminación. El objeto se pinta de cualquier color y luego con una lija se quita suavemente la pintura en ciertos sectores dejando ver el tono de abajo. Puede jugarse con que se vea la madera original o pintar el mueble de un color y después cubrirlo de otro color diferente, así, al lijarlo se ve la primera tonalidad.

Un recubrimiento muy simple de usar y que da resultados muy decorativos, es la pintura a la tiza o Chalk Paint. Este producto es furor y no es para menos. Su aplicación es mucho más sencilla que la de las pinturas convencionales ya que no es necesario retirar ningún barniz ni acabado anterior (con lo cual te ahorrarías los pasos que te contamos más arriba). Además se aplica en todo tipo de materiales desde madera hasta plástico, pasando por metales. Esta  pintura deja un acabado aterciopelado y viene en tonos pastel, muy de moda en la decoración actual.

La tarea es sencilla, sólo lleva algo de tiempo y mucho amor por ese objeto que estamos restaurando y su historia. Capaz que te lleve más de un fin de semana terminarlo pero valdrá la pena que ese mueble empiece a vivir una nueva historia gracias a vos.