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Perros: una ayuda para personas con epilepsia

Las personas con epilepsia tienen en los perros unos grandes aliados y protectores. Además de los beneficios emocionales de contar con una mascota, estos animales son capaces de asistirlos en caso de una crisis y hasta de predecir cuándo ocurrirá una y alertar a su dueño.

Las habilidades olfativas de los perros son bien conocidas en la detección de drogas, explosivos y hasta algunas enfermedades. De hecho hace un tiempo te contamos sobre los estudios que se están haciendo para adiestrarlos para que detecten casos de COVID.

También conocemos todas las ventajas emocionales del contacto con las mascotas, en especial en personas con algún tipo de dolencia.

En el caso de la epilepsia el trabajo con perros viene teniendo muy buenos frutos. Estos animales pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes sólo por ser sus compañeros inseparables y hasta salvarles la vida al predecir los ataques o asistirlos luego de que uno suceda.

La epilepsia tiene como característica aumentos repentinos de la actividad eléctrica de las neuronas y esto provoca en los pacientes convulsiones, ausencias e incluso pérdida de conocimiento. Esta situación genera mucha intranquilidad porque no es posible saber cuándo se va a producir un episodio y así poder prepararse para no tener consecuencias más graves.

En el uso de perros para pacientes con epilepsia hay dos tipos de entrenamiento. Algunos canes (perros respuesta) están preparados para socorrer a las personas que sufren una crisis. Hay diversas maneras de hacerlo como acercarle a la persona un teléfono, retirar objetos cercanos para que no se golpeen o pedir ayuda.

Pero se descubrió que los perros también son capaces de oler algunos compuestos químicos que emiten las personas que están por sufrir una crisis epiléptica y darles aviso para que puedan tomar las medidas necesarias.

 

El entrenamiento

Algunos indican que este comportamiento de los perros puede surgir de manera natural, pero en la mayoría de los casos se obtiene con un entrenamiento. En general es un proceso largo, que demanda unos 18 meses y comienza a realizarse desde que los animales son muy jóvenes (a los dos o tres meses). El adiestramiento se extiende casi de por vida porque luego de un primer año de aprendizaje más intenso, se realiza un trabajo de seguimiento para verificar que el animal haga su labor correctamente.

Todo esto vale la pena dado el enorme beneficio para las personas con epilepsia y sus familias.

Quienes trabajan con estos perros aseguran que los alertan de la crisis entre los 15 y los 8 minutos previos a que se produzca. Esto les da tiempo para prepararse y tomar las medidas de seguridad necesarias. Contar con esta información es una gran ayuda también para las familias de quienes padecen epilepsia ya que en muchos casos estas personas requieren acompañamiento constante.

Los perros que dan estas alarmas previas a los ataques epilépticos detectan en la persona que acompañan cambios químicos, de la frecuencia cardíaca o en la respiración.

Los especialistas en el entrenamiento de estos animales aseguran que para que este proceso sea efectivo es fundamental el vínculo entre el propietario y el perro. Se puede trabajar con canes de raza o con mestizos. Pero, Miguel Martínez, adiestrador canino de ACEA Adiestradores, una organización española especializada en el tema, indica que el tamaño de los canes suele ser mediano o grande. Como el objetivo es que puedan ayudar a su propietario en las caídas, los de tamaño pequeño no pueden ser utilizados.

Los pacientes ganan mayor seguridad e independencia y además un amigo inseparable. ¿Conocías esta habilidad de nuestros amigos caninos?