Algunos insectos o animales, pueden constituir un riesgo para la salud si habitan en los lugares que frecuentamos. Para evitar esto se toman diversas medidas con el fin de eliminarlas. Sin embargo, en algunos sitios, las plagas se vuelven resistentes y los métodos aplicados no tienen los efectos buscados. Visitamos a Desinfectadora Vaschetto para que nos cuenten las causas de este problema y cómo es posible solucionarlo.
La naturaleza es hermosa pero hay ciertos insectos o animales con los que convivimos que pueden causarnos problemas. Por este motivo es necesario mantenerlos fuera de los lugares en los que habitualmente nos desenvolvemos, como nuestras casas, comercios o industrias. Para ello se utilizan diversos métodos de prevención y eliminación. Sin embargo, en algunos casos las plagas que atacamos desarrollan resistencia a los productos utilizados y su erradicación se vuelve dificultosa.
Matilde Estabre, de Desinfectadora Vaschetto, nos cuenta que este problema se ve “usualmente en la cucaracha o en la mosquita de la humedad y que son justamente plagas que atacan mayormente a lugares sensibles como las casas de comida”.
El motivo por el cual se genera esta resistencia en los insectos es la frecuencia en la desinsectación. Cada vez que se realiza una intervención, “la plaga no queda totalmente combatida y esa plaga que no muere en ese momento se hace resistente a esa cantidad o a esa concentración de producto que se utilizó”, explica Estabre. Al suceder esto, en próximas aplicaciones se requerirá mayor concentración o un cambio del principio activo para lograr el objetivo.
No en todos los casos
Esta creación de resistencia no es tan común, por ejemplo, en los hogares, donde se realizan tratamientos puntuales y no tan frecuentes como en los comercios. “La resistencia se crea cuando se hace desinsectación habitualmente en un mismo lugar”, resume la encargada de Desinfectadora Vaschetto. Estrabre explica también que esta situación no se da en plagas como los roedores ya que el método de eliminación es otro. La resistencia depende de la plaga y de la frecuencia con que se trate el lugar.
Esta situación llevó a que la actividad de las empresas del sector haya evolucionado. Hasta hace unos años a las personas que desarrollaban este trabajo se los llamaba exterminadores ya que el fin era exterminar todo. Estabre explica: “lo que pasa es que no se lograban resultados saludables con respecto a la contaminación y mucho menos con respecto a esto de la resistencia al insecticida”.
Para resolver estos inconvenientes las empresas cambiaron su forma de atacar el problema, generando otros procedimientos y métodos más profesionales.