Cultivar nuestros propios alimentos brinda muchos beneficios a nuestro cuerpo, nuestra mente, la familia y al planeta. Hacer una huerta en casa no es tan difícil como se piensa. Hay muchas opciones adaptadas a cada tipo de vivienda y personas: desde el cultivo directo en el suelo hasta huertas en mesones o en vertical.
Cada vez más familias incluyen en sus casas una huerta orgánica. Esta es una muy buena manera de obtener alimentos sanos y además una excelente forma de hacer algo por el planeta.
Una huerta urbana es un espacio destinado al cultivo de flores, plantas aromáticas, hortalizas, hierbas medicinales y frutales, a escala doméstica. Por lo general esta forma de cultivo se realiza de manera orgánica ya que el suelo es fertilizado con técnicas naturales y para mantener a los vegetales sanos se utilizan los recursos de la naturaleza evitando el uso de productos químicos.
Los huertos urbanos existen desde hace millones de años. En el Neolítico era común que las mujeres cultivaran alimentos alrededor de la casa. La Segunda Guerra Mundial produjo un gran incremento de este tipo de cultivos como una forma de asegurarse el alimento, escaso por esos tiempos.
Para tener una huerta en casa no es imprescindible disponer de un gran espacio. Las semillas pueden plantarse en canteros, mesas de cultivo, huertas verticales (cajones escalonados que se extienden hacia arriba) y hasta en macetas.
Sea cual sea el tamaño que nuestra huerta casera tenga, los beneficios que obtendremos serán muchos.
Ventajas de una huerta orgánica
El primer beneficio de cultivar nuestros propios alimentos se da en nuestra salud. Una huerta orgánica nos asegura el acceso a alimentos saludables, frescos y libres de químicos. Cosechar las hortalizas en casa ayudará a incrementar su consumo y despertará en los niños el interés por comer más sano y variado.
La labor de cultivo es una muy buena forma de mantenernos activos evitando el sedentarismo y disminuyendo el estrés. Nuestra mente también se beneficiará con los sentimientos de satisfacción que esta actividad genera en quienes la realizan.
En el aspecto social, la huerta familiar es una importante herramienta de educación para todos los miembros del hogar. Es una buena oportunidad para compartir momentos y proyectos en familia y favorece la integración de los distintos grupos de edades.
Los chicos podrán aprender muchas cosas nuevas. Conocerán sobre las plantas y su ciclo de vida, los cuidados que requieren para crecer, lo que le aporta cada una a nuestro cuerpo. El tiempo compartido en familia ayudará a generar confianza y buena comunicación.
Para los niños será una buena experiencia para aprender a asumir responsabilidades y tanto ellos como los adultos podrán ejercitar la capacidad de espera.
Tener una huerta en casa es una oportunidad única para conectarse con la naturaleza y aprender a respetarla.
En esta actividad hay también beneficios desde lo económico ya que permite reducir los gastos familiares en la compra de alimentos.
Junto a todo esto hay importantes ventajas ecológicas ya que las huertas orgánicas permiten gestionar el agua de lluvia, reducen las inundaciones y crean suelo sustentable para aumentar la absorción. Las ciudades se vuelven más verdes lo cual ayuda a equilibrar la temperatura, aumentar el oxígeno y mitigar la contaminación ambiental. Además, al no adquirir las frutas y verduras en los mercados se reduce el uso de plástico.
¿Qué esperás para ponerte los guantes, elegir tus vegetales favoritos y comenzar tu huerta en casa?