Muchos adultos ven en los videojuegos una preocupación. Pero, si se usan correctamente, éstos pueden ser una gran oportunidad de aprendizaje para los chicos y para toda la familia.
En una nota anterior relatábamos los desafíos que nos plantea el uso de videojuegos y también algunas de sus posibilidades.
La conclusión a la que arriban muchos profesionales es que este tipo de entretenimiento no es ni bueno ni malo en sí mismo, si no que todo depende del tipo de uso que se hace de ellos, de la relación que establecemos con los mismos, del tiempo y la intencionalidad con que juguemos y cómo el jugador experimenta este momento.
Los videojuegos constituyen una herramienta con mucho potencial para ser usados en entornos educativos. Los expertos indican que jugar es la mejor formar de aprender y ahí este tipo de opciones se vuelven muy atractivas. La llegada a los niños puede ser mayor que otras actividades más tradicionales, sólo es cuestión de elegir el juego adecuado.
La aplicación educativa no tiene que ver solamente con la escuela, si no que podemos aprovechar este tipo de juego para desarrollar diversas habilidades.
Los videojuegos nos permiten practicar ciertas técnicas o destrezas como el trabajo en grupo, la colaboración, el liderazgo, la toma de decisiones y otras, en un ambiente virtual para luego poder aplicarlas a la vida real.
La recomendación es dar un sentido al uso de estos juegos y no quedarse en una mera actividad de esparcimiento. Si los sabemos aprovechar serán una instancia de aprendizaje a la que los chicos estarán dispuestos a dedicar más horas que a cualquier otra tarea escolar.
Elegir el adecuado
La primera de las claves que destacan los expertos es la correcta elección del juego. Lo mejor será optar por aquellos que fomenten la creatividad y estimulen por ejemplo, la lectura.
No necesariamente debe tratarse de juegos concebidos como didácticos si no que conociendo otros más pensados para el ocio, podemos descubrir que ayudan a trabajar ciertas habilidades o saberes. Por ejemplo, los que consisten en la construcción de espacios o personajes podrán ayudar con nociones de matemática o geometría. Otros requerirán el diseño de estrategias para avanzar pantallas y así varios otros.
Junto con esto, la principal cuestión a tener en cuenta es la edad del jugador. Al igual que otros juegos o los libros y películas, hay opciones adecuadas para cada edad.
Jugar juntos
Los especialistas indican que para hacer un buen uso de los videojuegos es importante poder convertirlo en una actividad compartida entre padres e hijos.
Escoger juegos colaborativos en los que se involucre a toda la familia permitirá desarrollar el compañerismo y la capacidad para trabajar juntos con vistas a un objetivo común. Alcanzarlo en grupo será una gran satisfacción.
El momento se convertirá en una ocasión de aprendizaje mutuo donde los chicos se acostumbrarán a cooperar y compartir ideas y vivencias y los adultos podremos orientarlos en el uso de estas tecnologías.
Dos propuestas gratuitas muy recomendadas son Roblox y Trove.
Este juego compartido se puede trasladar también al grupo de amigos. La premisa será siempre evitar el aislamiento y ampliar los vínculos con otros.
Una recomendación que brindan también los especialistas es que la consola, la tablet o el móvil se utilicen para jugar en sitios comunes y a la vista de los padres.
Reglas claras
Para que el uso de los viedeojuegos sea beneficioso y no se caiga en excesos, será necesario poner reglas claras, donde se establezcan tiempos y momentos en los que se permite el uso de los mismos y aquellos en los que no.
La sugerencia de los expertos es que un tiempo adecuado de uso es de entre 3 y 4 horas semanales repartidas en sesiones de entre 30 y 60 minutos.
Lo mejor será que todos los miembros de la familia se involucren en estas normas y que hagamos partícipes a los chicos en el control de su propio momento de juego. Una buena idea es utilizar un reloj o un cronómetro que les permita saber el tiempo transcurrido y hacerse responsables por respetarlo.
Será importante que los padres enseñemos con el ejemplo y también respetemos las normas establecidas sobre el uso de la tecnología.
Otra de las reglas fundamentales será que las tareas escolares y otros deberes de la casa deben ser cumplidos previo a poder iniciar cualquier juego.
La familia deberá buscar también generar otras instancias de distracción que tengan que ver más con el movimiento y con estar al aire libre. Ofrecer opciones a las pantallas.