En nuestra edición de junio consultamos a referentes del sector construcción y decoración. Nos contaron su evaluación sobre el año que pasó y el actual y el impacto de la pandemia en cada uno de los rubros.
La pandemia fue (y sigue siendo) un punto de quiebre para el mundo. La actividad económica se vio afectada en todo el planeta y muchos sectores vieron caer sus ingresos estrepitosamente, mientras, para otros, fue oportunidad de crecimiento.
El rubro que engloba a la venta de insumos para la construcción y la decoración ha sido uno de los que mayor recuperación experimentó en los últimos meses y, en parte, fue la misma pandemia la que impulsó estos números.
Pese a los desafíos, el 2020 cerró, en líneas generales, con buenos niveles de ventas para esta actividad. Alejandro Martinez de Estructurales Ranquel (materiales de construcción y terminación) lo resume de la siguiente manera: “En el caso de nuestro rubro, el 2020 arrancó complicado y se agravó a fines de marzo y en abril por el confinamiento a causa de la pandemia. En mayo hubo una mejoría que fue creciendo y sosteniéndose durante todo el segundo semestre, hasta el punto de que este periodo fue uno de los mejores de los últimos 10 años”.
Desde la firma Osvaldo Gonzalez (corralón), Luis Gonzalez, nos cuenta que abril “fue el peor mes de muchos años”, pero que, con el correr de los meses y las aperturas de las obras, esto se revirtió y los niveles de ventas alcanzaron cifras comparables con los años 2004 y 2005 cuando comenzó un fuerte impulso en la construcción de edificios.
La mayoría de los entrevistados coinciden en que el 2021 mantiene esta tendencia de ventas, aunque algunos señalan un freno debido a la incertidumbre que nos acompaña.
“El 2021 sigue igual, la tendencia es esa. La gente está viendo que la forma de invertir lo poco que puede ahorrar es mejorar la casa”, asegura Silvio Lopez (portones levadizos).
Las causas
Este saldo positivo encuentra varias explicaciones. Entre las más mencionadas están que las personas al pasar más tiempo en casa comenzaron a visualizar y tener distintas necesidades relacionadas a sus espacios, que se volcaron a la construcción o refacción muchos de los ahorros generados por la imposibilidad de realizar otras actividades, como por ejemplo viajar, y las condiciones ventajosas que ofreció el incremento en el precio del dólar.
Franco Gentile de Roberto Gentile S.A. (maderas) afirma que “una vez que la gente se quedó en su casa, sin poder destinar el ingreso/ahorro al turismo o cambio de automóvil lo volcó a mejorar sus espacios”.
“El dólar en ese momento estaba aumentando mucho y los materiales no habían tenido tanto incremento con respecto a esta variable. Entonces convenía construir desde todo punto de vista”, expresa Luis Gonzalez.
Por su parte Mailen Cossimano, de La Elenense (marmolería y mosaicos) , destaca que “la gente estaba en su casa y empezó a notar necesidades. Creo que también tiene que ver con que avizorábamos hacia futuro que iba a ser uno de los espacios en los que más tiempo íbamos a pasar entonces la gente comenzó a preparar su casa para eso”.
Ariel Rasger, de AR Aberturas (aberturas de aluminio y PVC) , sostiene que “estamos en una atípica normalidad, porque en comparación con otras épocas los valores son realmente altos para la adquisición de los productos que vendemos (porque están todos en dólares o en euros), pero la gente los adquiere, porque los utiliza como salida de inversión”.
Una piedra en el camino
Pese a los buenos niveles de ventas, los comercios del sector tuvieron un desafío importante en cuanto a la entrega de mercadería por parte de las fábricas. Los tiempos se extendieron y en algunos momentos los productos estuvieron en falta.
Los primero meses la provisión fue normal pese a que muchas industrias estaban sin funcionar en Buenos Aires, pero, al estar aún restringidas las obras en esta zona del país, con el stock que disponían pudieron cubrir la demanda del interior. Sin embargo, cuando se reanudó la actividad en esta provincia, y, al mismo tiempo, la demanda aumentó considerablemente, el ritmo de producción no alcanzó a cubrir las necesidades.
“Este fenómeno sucedió no sólo en Argentina sino en el mundo entero. Las fábricas (internacionales) pasaron de tener demoras de 4 semanas a 12 o 15; los fletes marítimos subieron exponencialmente”, indica Franco Gentile.
Alejandro Martinez resume: “Lo que caracterizó al segundo semestre (del 2020) fue la gran demanda, pero muy poca reposición de mercadería, dado que las fábricas estuvieron cerradas y con muchos problemas de personal”.
Por su parte, Celeste Godoy y Franco Orlando, de la firma Danatureza (piscinas y riego) manifiestan: “el 2020 nos encontró con una demanda de trabajo importante y creciente y a su vez con una complicada entrada de materia prima y equipos para llevar a cabo nuestras obras”.
“Todas las fábricas habían proyectado sus expectativas de ventas para cada mes. Cuando empezó la pandemia empezaron a reprogramar lo que iban a fabricar y comenzaron a bajar entre un 30 y un 10 por ciento sus proyecciones porque pensaban que no se iba a vender. Paso todo lo contrario, no solamente que vendieron lo que tenían planeado a principio de año, sino que se les duplicaron los pedidos y se les hizo un cuello de botella”, explica Luis Gonzalez.
Cambios en el consumo
Más allá del incremento en las ventas, la pandemia trajo algunos otros cambios en cuanto al consumo en el sector de la construcción y decoración.
Al igual que en otros rubros, lo digital también llegó a éste. “Se incrementó mucho la atención virtual, vía Whatsapp principalmente. También aumentó la cantidad de pagos efectuados por medios electrónicos (transferencias, links y botones de pago, etcétera)”, indica Alejandro Martinez. Lo mismo afirman Celeste y Franco de Danatureza con respecto a las consultas y compra a través de las redes sociales.
Otros actores del sector resaltan que notan a los clientes mucho más informados sobre los insumos. “Ahora vienen buscando un tipo de producto en particular, a diferencia de antes que se lo delegaban un poco más al arquitecto. Hoy realmente la gente está bastante interiorizada de lo que existen en el mercado”, cuenta Ariel Rasger.
En algunos comercios detectan también una mayor tendencia hacia lo Premium o de mayor gama, dado que las personas que pueden invertir por lo general son las de mayor poder adquisitivo. “Es un consumo más Premium en la construcción. Están eligiendo muchos productos de mucho valor agregado, creció la demanda en ese sentido y por ahí en productos más económicos bajó la demanda. Tiene que ver con quienes son actualmente los que pueden estar haciendo este tipo de inversiones”, resume Mailen Cossimano.
Por otro lado, Silvio Lopez afirma que “la gente está haciendo las inversiones pero ciudándose. Trata de adquirir lo más económico dentro de sus posibilidades porque no les da el presupuesto para cosas más caras y ahí te das cuenta que el poder adquisitivo ha bajado un montón”.
Sin dudas, la pandemia es un desafío que aún no termina y los cambios (tanto positivos como negativos) se suceden a cada momento.